Ficha técnica
Reseña histórica
El conjunto de naves y talleres que conforman el Museo del Ferrocarril de Vilanova i la Geltrú fueron realizados entre 1877 y 1881. Constituían el soporte para el aprovisionamiento de agua y carbón, y las reparaciones y el mantenimiento de locomotoras y vagones de la línea Barcelona-Vilanova, inaugurada en 1881. En 1941, al crearse RENFE, las instalaciones pasan a la misma, y actualmente su titular es ADIF.
La singularidad del Museo no solo radica en su espléndida colección de vehículos a vapor, de las mejores de Europa, sino también por estar emplazada en un notable conjunto de arquitectura industrial-ferroviaria de finales del siglo XIX y principios del XX.
Resumen técnico
En el año 2020, Talgo y Renfe ofrecen a la Fundación que gestiona el Museo de Cataluña unos módulos expositivos que reproducen tres coches del último modelo de Talgo de Alta Velocidad a escala 1:1 con una longitud total es de 30 metros y de un coste superior a los 250.000 €. A su vez, el ofrecimiento significa ocupar una parte sustancial del espacio disponible y, con ello, plantea un replanteamiento y modificación del conjunto museográfico. La opción que se baraja es la instalación de los tres coches en el interior de la Gran Nave –además de la escalera y la rampa de acceso al interior de los módulos-, concretamente sobre la vía de doble carril, nacional e internacional, en la vía paralela a la que ya se encuentra el Talgo II, el primero que funcionó en España.
En la Museografía prevista para de la Nave del Puente Grúa se contempla la suspensión de una locomotora de vapor en su histórica estructura. El Museo considera que en el relato del destacado papel del ferrocarril en el progreso del país, esta puesta en escena favorece la comprensión de la función de uno de los elementos esenciales de los antiguos talleres ferroviarios y revela el ingenio que hizo posible su creación en el siglo XIX. La instalación en alto de la máquina también permite contemplar los elementos técnicos más desconocidos de una locomotora de vapor y facilita el conocimiento sobre su utilidad. Asimismo, la imagen que configura el conjunto se convertirá en icónica y, a buen seguro, conseguirá atraer al Museo a públicos diversos que conocerán la importancia del transporte por ferrocarril en la vida de las personas. Lo cierto es que no se conoce ningún centro patrimonial en el mundo que cuente con una máquina de vapor colgada en sus instalaciones.