Entre los monumentos más significativos de la ciudad de León, destaca por su valor histórico, artístico y arquitectónico el conocido como "Conjunto de San Marcos".
El actual edificio remonta sus orígenes al siglo XII, cuando la Princesa Doña Sancha, hermana del rey de León y Castilla, Alfonso VII El Emperador, cedió unas tierras por las que discurría el Camino de Santiago. Allí, se erigió un hospital, una iglesia y un monasterio para atender a los peregrinos. Siendo rey Fernando el Católico en 1513, la Orden aprobó la sustitución del viejo convento por un monumento grandioso, cuya intención sería reflejar la importancia y el poder de esta Orden. La fachada comprendida entre el templo y la portada, se construyó entre 1531 y 1541. La conclusión de San Marcos no fue una realidad hasta 1720.
El conjunto, iniciado en el siglo XVI y concluido en el XVIII, se alza como uno de los monumentos más significativos del Renacimiento hispano. La fachada ha sido considerada máxima expresión del estilo plateresco, está formada por un amplio lienzo de muro, integrado por un gran zócalo y dos cuerpos, coronado todo por crestería y candeleros. Queda rematada por una torre al extremo de poniente y por la iglesia al otro lado.
En 1837, con la Desamortización de Mendizábal los frailes abandonaron el Convento, dando inicio a un largo periodo de decadencia del edificio, con constantes moradores y usos.
En 1963, San Marcos fue traspasado al Instituto Nacional de Industria con el fin de reconvertirlo en un hotel de máxima categoría. La reforma se inició el año siguiente y fue rematada en 16 meses. El nuevo Hostal de San Marcos fue inaugurado el 5 de junio de 1965, hasta que en 1986 se convierte en Parador de Turismo.
Gran parte de los problemas que aquejan esta fachada son resultado directo de las restauraciones realizadas en los últimos treinta años. El estado de conservación de la fachada precisa de una restauración urgente que detenga el exponencial proceso de degradación en que ha entrado. Existen zonas en un avanzado estado de deterioro, donde la piedra se encuentra descamada e incluso fisurada con pérdida de los volúmenes escultóricos y con riesgo de desprendimiento de fragmentos.
La propuesta de restauración de la Fachada tiene por objetivo detener el proceso de deterioro que la afecta y que derivará a corto plazo en la pérdida de su volumen labrado, y evitar futuras caídas de fragmentos.